Cap. I. El reconocimiento de la antigüedad de la Hermandad por el Arzobispado
Sin ánimo de polémica, se hace necesario considerar, a este respecto, que las tres cofradías aludidas se cuentan, al menos en el último siglo y medio, entre las más importantes de la ciudad: las dos primeras perteneciendo a sectores de alto status social de la misma, y la tercera, de hecho, siendo la hermandad más oficial, por su estrecha relación, y casi siempre dependencia, respecto del Ayuntamiento y otras instituciones oficiales. No es sorprendente, en este contexto, que se pusiera en funcionamiento lo que un historiador británico, en su análisis de otras realidades históricas, ha denominado certeramente como «la invención de la tradición” (10) .
Respecto a las procesiones generales, existen diversos expedientes en que se relacionan las cofradías de penitencia comenzando por las más modernas y concluyendo con las de mayor antigüedad. Los que se realizaron para ordenar la comitiva de las procesiones del traslado del cuerpo de San Fernando a su urna de plata, en la Capilla Real de la Catedral, en 1574, y para la Bula de la Santa Cruzada no contienen la totalidad de las cofradías existentes en uno y otro momento. La primera cita 26 cofradías y la segunda 22. Respecto a esta, concretamente, el abad Gordillo, en su Memorial escrito en 1631, explica: «Son, pues, las cofradías que acompañan la procesión de la Santa Bula veinte y dos, que hacen pompa y honor suficiente; y de la misma manera que estas vienen a ella pudieran venir todas las demás de la ciudad y fuera de ella, pues para todas hay en los jueces la misma facultad, y por lo dicho se excusan, y es cierto que en el orden que lleven (y se dirá) y la variedad de los colores de los estandartes parecen muy bien”.
En contraste con la declarada ausencia de algunas cofradías en las solemnidades anteriores, sí se incluyen todas las existentes –salvo casos muy puntuales, debido a motivos especiales, como veremos– en los expedientes que se realizaban cada año «para el orden de la procesión del Santísimo Corpus Christi, conforme a la antigüedad de las reglas y aprobación de ellas”, de los que se conservan buena parte de los correspondientes a la época que va del año 1614 a 1709, realizados por el Arzobispado, una instancia externa y superior a las cofradías.
En las relaciones que van del año 1614 a 1632 no figura la hermandad de los Negros, por lo que esta no ha sido tenida en cuenta por los eruditos que, al consultarlas, se han conformado con mirar tan sólo las nuevas cofradías que se iban agregando en los años posteriores, dando por supuesto que no se podía introducir ninguna entre las más antiguas, en lo que se equivocaban. Las relacionadas en el expediente de 1614 son 40; por orden de mayor a menor antigüedad: 1º) la Santa Vera Cruz, de San Francisco; 2º) el Santo Crucifijo, de San Agustín; 3º) Las Angustias, del Carmen (actual Quinta Angustia); 4º) la Limpia Concepción, de San Francisco (que pronto se trasladaría al convento de Regina); 5º) Nuestra Señora del Valle, Verónica y Coronación; 6º) La Encarnación, en Triana; 7º) Las Cinco Llagas, de la Trinidad; 8º) la Soledad, del Carmen; 9º) La Pasión, de la Merced; 10º) San Juan Bautista y Sangre de Cristo, de San Francisco de Paula; 11º) La Antigua, de San Pablo; 12º) el Dulce Nombre de Jesús, de San Pablo; 13º) la Cruz de Jerusalén, de San Antón (la hoy conocida como del Silencio) ; 14º) Nuestra Señora de la Hiniesta, de San Julián; 15º) La Esperanza, en Triana; 16º) Nuestra Señora de la O, en Triana; 17º) Nuestra Señora de la Estrella, en Triana; 18º) la Columna y Azotes ; 19º) la Oración en el Huerto y Nuestra Señora del Rosario, de Monte-Sión; 20º) Poder y Traspaso ; 21º) Nuestra Señora de las Virtudes ; 22º) La Presentación, de San Ildefonso,”que es de los mulatos”; 23º) La Expiración, de la Merced; 24º) Nuestra Señora de Villaviciosa y Santo Entierro, de San Laureano; 25º) La Caridad ; 26º) la Humildad y Cena, de San Basilio; 27º) La Piedad ; 28º) la Luz y Tres Necesidades ; 29º) Nuestra Señora del Socorro y Amor de Cristo ; 30º) la Exaltación ; 31º) San Juan Evangelista, del Carmen (hoy conocida como las Siete Palabras); 32º) Nuestra Señora de Guía (Lanzada); 33º) Nuestra Señora de la Palma (Santo Sudario); 34º) Buen Viaje y Socorro, en Triana; 35º) el Mandato y Nuestra Señora del Pópulo ; 36º) Las Potencias de Cristo ; 37º) Nuestra Señora de Monserrat y Buen Ladrón ; 38º) La Entrada en Jerusalén ; 39º) Nuestra Señora del Camino, en Triana; y 40º) Las Caídas de Cristo, en Triana.
En años posteriores se fusionan algunas de estas cofradías, apareciendo en 1617 «la Esperanza y Tres Caídas, en Triana”y al año siguiente”la Entrada en Jerusalen y Amor de Cristo”. Y aparecen otras nuevas:”La Esperanza y Sentencia de Cristo, de San Basilio»,”Nuestra Señora de la Parra , en Triana»,”Las Tres Humillaciones”;”Nuestra Señora de los Peligros, en Triana”y”la Bofetada”.
En la relación de 1633 figura por primera vez la cofradía de los negros, pero significativamente está en segundo lugar entre las más modernas, como si fuera de fundación muy reciente: su puesto es inmediatamente anterior al de «la Bofetada”, que se había incorporado el año antes, y sólo la precede la del Dulce Nombre de Jesús, y ello porque esta hermandad «por acuerdo de sus cofrades, desde años antes se allanaron a ir en el sitio más moderno”. En el expediente consta que”la cofradía de los negros, para este año se manda vayan en este lugar «, lo que refleja claramente que se trata de una situación provisional. ¿Cuál era esta? Sencillamente, como más adelante hemos de tratar más en extenso, la hermandad, desde comienzos del siglo, se encontraba en abierto conflicto con el Arzobispado y precisamente en 1614, el año del primer expediente realizado para confeccionar la lista con la que determinar el orden de las cofradías en la procesión del Corpus, había conseguido el Provisor del Arzobispado una Real Provisión del Consejo de Castilla para que fuera suspendida y prohibidas sus procesiones. Fue por ello por lo que la cofradía hubo de acudir a la suprema autoridad de Roma para evitar su desaparición. Mientras ello no fue conseguido, sobre la hermandad pesaba una suspensión total; por ello no podía realizar su estación de penitencia ni tampoco era tenida en cuenta para la convocatoria a la procesión del Corpus ni a ningún otro efecto.
(10) Hobsbawn, Eric:”Inventing Traditions»; en Hobsbawn, Eric y Ranger, Terence: The Invention of Tradition, Cambridge, 1883.