Junta de Gobierno: Biografia de Juan Casillas de la Torre


Juan Casillas de la Torre

Era un modesto trabajador autónomo que actuó de forma personalista y como dueño casi exclusivo de la hermandad durante 12-14 años --desde la guerra civil hasta 1950--, la mayor parte de los cuales ocupó la mayordomía alternado con el de fiscal.

Su objetivo central era ahorrar más que conseguir fondos; ahorrar dinero, ahorrar tiempo, ahorrar personas, aunque no costaran nada, en la realizacion de cada actividad. Obsesionado, por ello, con el recorte de cualquier gasto económico, incluidos los referidos al culto interno, lo que llevó a la corporación a una espiral involucionista y a una decadencia efectiva cada año más patente.

Desde estas premisas, aceptadas activa o pasivamente por el resto de los pocos cofrades de entonces --aunque a posteriori casi todos ellos criticaran duramente, acusandole incluso de deslealtad por utilización de los limitados bienes de la hermandad en beneficio propio-- los más de siete años en que la capilla fue sede provisional de la Parroquia, y por ello estuvo abierta de forma permanente a la obligatoria visita de todos los feligreses para misas, sacramentos y ritos de paso --bautizos, bodas y entierros--, apenas sirvieron para traducir la tradicional devoción del barrio a las Imágenes de la cofradía en engrosamiento del número de hermanos, y esto, a la vez, convenía a quienes veían más asegurado su control sobre la corporación si esta permanecía como un pequeño círculo cerrado que si se abría al entorno.

A parte de éstas duras críticas, hay que mencionar que durante su mayordomía se restauró el Santísimo Cristo de la Fundación en 1940, dejándo constancia de ello con un pergamino con su nombre, mayor que el encontrado de la autoría de Ocampo.

Si hay algo positivo que destacar de él, podría ser la reactivación de la Hermandad en 1934. Pero como por desgracia, precisamente las actas hasta su cese en 1950 están en paradero desconocido, no podemos afirmar nada más que los testimonios dados.